5 feb 2016

El quirófano, pie derecho

Después de años de dolores en los pies, llegó el día de la operación. El primer pie que me operé fue el derecho, el 4 de Noviembre de 2015.

Como os podéis imaginar, no es una decisión fácil de tomar, hay que sopesar si merece la pena pasar los dolores de después de la operación y larga recuperación o por el contrario seguir padeciendo ese dolor de pies que tanto se sufre en silencio. A mi personalmente me costó 3 años tomar la decisión. Creo que tardé tanto porque tenía la esperanza de que algún día la dolencia se acabaría. Al ver que los dolores no cesaban e incluso iban a más no tuve más remedio que dar el paso y pasar por quirófano. 

Con 29 años recién cumplidos me intervinieron el pie derecho, era muy joven para estar así. Mi doctor me recomendó pasar por el quirófano ya que los dolores no iban a cesar nunca (problema de tener juanetes sintomáticos).

Así que allí me ví, en un quirófano de el Hospital Nuestra Señora del Rosario, más o menos a las 16:30 de la tarde. Entre nervios y que los quirófanos son sitios muy fríos ahí estaba yo tiritando.

Cuando el celador, me dejó en la camilla del quirófano, la enfermera me puso una vía, unos electrodos para controlar el ritmo cardíaco y un tensiómetro. Acto seguido apareció el anestesista, el cual me inyecto la epidural para no sentir de cintura para abajo. He de decir, que el momento de la anestesia es de los peores de la operación, aunque te ponen anestesia local para no sentir el pinchazo de la aguja larga de la epidural, se nota y es muy molesto. 

Cuando me estaba tumbando y poniendo en posición en la camilla, llego mi doctor, me saludó y se puso manos a la obra. Le ordenó a la enfermera que me tapase bien con mantas para no resfriarme e hizo muy bien ya que la ultima vez que estuve yo en un quirófano me costó mas recuperar el resfriado que la operación. 
  • En la primera fase de la operación, tengo que destacar como vas notando que la epidural hace efecto y notas que tu cuerpo pesa más y si intentas mover una pierna no tienes nada que hacer ya que no te va a responder. La verdad es una situación incómoda. A mi me agobiaba especialmente intentar coger bocanadas de aire fuertes y ver que no podía. Para quitarme el agobio recuerdo que me puse a escuchar la música que mi doctor tenía puesta en una radio pequeñita, recuerdo que sonaba "Dire Straits - Sultans of Swing", me animó muchísimo oír esta canción y me hizo olvidar el agobio provocado por no sentir las piernas. La enfermera hizo como una especie de pantalla con una sabana y un hierro que no me permitía ver de cintura para abajo.
  • En la segunda fase de la operación oyes como te cortan el hueso, e incluso como se queda atascado el utensilio que usen para cortar (no sé su nombre) por la fricción con el hueso. También oyes como te unen el hueso cortado, el sonido es parecido al de un metal (tic, tic, tic...)
  • En la tercera fase de la operación te cosen la herida y te ponen una férula de escayola(solamente en la primera noche), antes de ponerme la férula, el doctor me enseñó mi nuevo pie.

Con todo el trabajo concluido el celador me movió de la camilla del quirófano a la cama portátil con una especie de tabla, ya que yo no podía moverme debido a la anestesia. El doctor me indicó que la operación había salido muy bien y me subieron a la habitación.

Allí me esperaban mis familiares y mi chica los cuales se sorprendieron al verme tan animado. En los instantes posteriores de la operación estuve muy animado y me alegro por ello. Cuando se pasó el efecto de la anestesia, ¡¡¡ahí cuando se pasó el efecto de la anestesia!!! La noche después de la operación os la contaré en otro artículo sobre todo la del pie izquierdo.

Esto ha sido otra experiencia más y sólo indicaros que si estáis en el punto de operaros o no operaros, pensad lo siguiente, ¿merece la pena estar pasando dolores durante toda la vida? Yo lo tuve claro y no me arrepiento de ello.